Arranca una nueva era en el gobierno del Frente de Todos. Sergio Massa no tiene la banda y el bastón, pero si todo el poder. Manejará todas las decisiones importantes desde ahora hasta diciembre del 2023.
Estos dos años y medio de gobierno de Alberto Fernández encontró a la mejor oposición que se haya visto. Sin la benevolencia de Juntos por el Cambio, no se hubiese logrado el acuerdo con el FMI lo que le permitió al oficialismo no caer en default.
La situación ahora cambio drásticamente. Massa no es Alberto. Tiene votos, tiene partido político y goza del apoyo de empresarios muy poderosos. Así mismo, es un político hábil, muy hábil. Rápido de reflejos, acomodaticio, pactista y traidor.
En 2021 el pueblo argentino dejó un mensaje muy claro en las urnas. El triunfo arrollador de Juntos por el Cambio fue la expresión de una sociedad completamente harta de este gobierno. Una gestión deplorable por donde se la mire. Un pésimo manejo de la economia sumado a los escándalos morales que, en otros países, le costó la cabeza a primeros mandatarios.
A partir de ahora, la oposición deberá respetar cabalmente el apoyo recibido en las elecciones pasadas. No hay más lugar para concesiones, regalos y perdones. De lo contrario, la sociedad pasará una gran factura en 2023.
La novela dantesca que hemos soportado todo este tiempo se terminó. Cristina no podrá machacarle nada a un presidente que quedó completamente vacío de poder. Por eso mismo, es imperioso que la oposición acelere los tiempos, ofrezca un plan económico, y le garantice al pueblo argentino que está capacitada para gobernar en 2023. De no hacerlo, además de tener todo el poder, Massa podría quedarse con la banda y el bastón.