Por Honorio B. Domecq
Un esquema Ponzi es una forma de estafa en la que se le promete a las peronasuna ganancia muy superior a lo normal por “invertir” (darle su dinero al estafador) en algún negocio. EDl origen del término se remonta al inmigrante italiano Carlo Ponzi, quien lo ideó a comienzos del siglo XX en EE.UU. prometiendo ganancias extraordinarias mediante supuestas inversiones con sellos postales. En realidad no había ninguna inversión, y Carlo pagaba a los inversores con lo que aportaban los nuevos ingresantes al “sistema”. Este tipo de sistemas dura mientras ingresan nuevas víctimas. Cuando éstas dejan de ingresar, todo el esquema se cae y el estafador huye con el dinero.
Desde entonces, la estafa mediante esquemas Ponzi se dio en varios países; como Portugal, Sudáfrica, Chile, Perú y en Argentina, con el “avión” en la década del ’80, el reciente “telar de la abundancia” y el actual “Generación ZOE”.
Una de las características del esquema Ponzi es ofrecer una ganancia extraordinaria, la cual hace caer las barreras racionales que podría plantearse una persona antes de darle dinero a un desconocido. Apelan así a que la decisión sea emocional y no racional. Un esquema Ponzi no ofrece una renta de, por ejemplo, 10% anual en dólares (lo cual es mucho de acuerdo al mercado tradicional). Ofrecen 20% mensual en dólares, es decir, 240% anual en dólares, lo cual es exorbitante y no creíble para cualquier persona que conozca los mercados o investigue si esto es posible antes de invertir. ¿Por qué lo hacen? ¿Por qué ofrecen una ganancia que resulta no creíble para la mayoría de las personas? Porque no quieren inversores que duden, que piensen antes de proceder. Quieren inversores impulsivos, emocionales, cuya emocionalidad los nuble e inviertan sin hacer demasiadas preguntas. Para reforzar esto recurren en su discurso a diversos elementos de corte emocional. En el caso más reciente, el grupo ZOE hablaba de la “familia ZOE”, el coaching ontológico, la positividad, el éxito, la felicidad, y variados elementos de cohesión emocional que llevan a la persona a considerarse parte de un grupo y aceptar sus verdades (las mentiras del estafador del esquema) aún contra la más clara evidencia que desnuda impúdicamente la estafa de la cual es víctima. Cuando el esquema Ponzi comienza a caer el estafador acusará a otros de generar esa caída. Hablará de “ataques” y buscará echarle la culpa del fracaso a quienes han comenzado a dudar y a denunciar la estafa. De esa manera apela a otro elemento emocional para prolongar su negocio: la unión a partir de denunciar que “ataques externos” no afectan a todos. Porque sabe que un estafado dentro de un esquema Ponzi siempre buscará la culpa del fracaso en otros, y no aceptará sino hasta muy tarde que ha sido estafado y que todo lo que le dijeron era mentira. Como dijo Mark Twain (1835-1910): “Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados”. ¿Carlo Ponzi leyó a Mark Twain? Probablemente. Dudo que nuestros estafadores de cabotaje lo hayan hecho, pero sin duda conocen la eficacia de ese tipo de engaño.
¿Y el peronismo? El peronismo recurre al mismo elemento que los esquemas Ponzi: te piden tu voto, tu militancia, a cambio de un futuro mejor, salir de la pobreza, tener todo lo que querés. Sus promesas no son nunca concretas: siempre son difusas y apelan a la emocionalidad, como “Sí a la vida que queremos” uno de sus más recientes frases. Pero no te da nada de eso: seguís siendo pobre, cada vez más gente por debajo de la línea de pobreza y la posibilidad de salir de la villa no sólo está cada vez más lejana, sino que la villa crece. Con menos seguridad y menos salud. Hoy con más de un 40% de pobreza, que sube a casi 55% en niños. Mientras tanto, los estafadores ponzi-peronistas son cada vez más millonarios: hoteles, mansiones, yates, aviones, helicópteros, y dólares, sobre todo muchos pero muchos dólares. La enorme mayoría de los dirigentes del peronismo político y sindical se han vuelto multimillonarios y ninguno de ellos lo ha hecho a partir de su trabajo. Todos lo han hecho viviendo del Estado con ingresos que de ninguna manera pueden justificar la enorme fortuna que han amasado. Ellos multimillonarios, vos pobre. Ellos te prometen el oro y el moro, pero vos estás cada vez peor mientras ellos se vuelven cada vez más ricos. Y en cada descubrimiento se desnuda más la verdad de la estafa: propiedades millonarias en Turks and Caicos por parte del secretario de los Kirchner. Un chofer que contó cómo se entregaban las coimas. Empresarios que confesaron haber pagado dichas coimas. Jaime, Boudou, Urribarri y tantos otros procesados y condenados. Están allí, a la vista de todo el mundo, pero los estafados ponzi-peronistas se niegan a aceptarlo. “Es el lawfare!” repiten como mantra. Un mantra que fue creado por Cristina para apelar a la cohesión de sus acólitos mediante el supuesto ataque por parte de “poderosas fuerzas del mal”. El razonamiento es: no es que yo haya robado, sino que me acusan porque defiendo al pueblo. Una nueva versión del “No me perdonan el éxito” que enunció sin que se le moviera un pelo el chofer de los Kirchner, Rudy Ulloa, devenido en multimillonario de los medios. ¿En serio Cristina te defiende? Ella, y todos los peronistas incluyendo sus choferes y sus jardineros están cada vez más ricos, y vos cada vez más pobre.
Quién hubiera pensado que VP en realidad significaba “Vivís en un Ponzi”. Sí aún seguís votando peronismo…Vivís en un Ponzi. Amiga, date cuenta.