Finalmente cayó. Kulfas, señalado por Cristina como uno de los funcionarios que no funcionan, dejó de ser ministro de desarrollo productivo inmediatamente después del acto que compartieron el presidente y la vice en el marco de los 100 años de YPF.
En términos generales, podemos afirmar que ha sido un pésimo ministro. Un burócrata lento de reflejos y con una evidente falta de experiencia para semejante responsabilidad. Todos los condimentos necesarios para ser denominado como un inepto. Un clásico del “albertismo”.
Ahora bien, no fue una renuncia más. Se produjo, fiel al estilo del peronismo, de manera escandalosa. En primer lugar, el ex ministro hizo circular via whats app que la obra del gasoducto “Nestor Kirchner” estaba plagada de beneficios para empresarios cercanos a la vicepresidenta.
Ella, por supuesto, no tardó en contestar. Vía twitter, expresó su profundo malestar diciendo que le generaba un inmenso dolor que funcionarios del Frente de Todos mientan y encima lo hagan en “off”. Este método, ya se ha convertido en una costumbre de los funcionarios afines a Alberto Fernandez que a Cristina Kirchner la irrita profundamente.
Ahora bien, un par de cuestiones que no podemos obviar. Es obligación de cualquier funcionario público que tome conocimiento de un hecho ilícito, presentarse ante la justica y radicar la denuncia correspondiente. Kulfas, prefirió hacerlo por mensajes de whats app. Un papelón. Por otro lado, no se entiende desde qué momento el renunciado ministro sabía de estas irregularidades. A su vez, el principal señalado es un hombre de “La Cámpora”, Agustin Gerez, presidente de Ieasa que responde directamente al subsecretario de energía, Federico Basualdo.
¿Es acaso una jugada desesperada de Alberto contra Cristina? No se sabe. Cualquiera podría pensar que se trata de una devolución de gentilezas. Vos me pedís la cabeza de uno de mis soldados más fieles y yo te la entrego pegándote en tu punto más débil: la corrupción.
Lo que está claro es que en el frente gobernante no hay un día de paz. La interna arde y este tipo de situaciones se han vuelto sistemáticas. En el medio, el pueblo argentino harto de todo esto, implorando que se pongan a gobernar.
Finalmente, esta historia termina con Daniel Scioli volviendo al equipo titular. El ex gobernador ha sido siempre un equilibrista, alejado por completo de las internas y un dialoguista. El interrogante que subyace es si Scioli es la persona indicada para estar al frente de la monstruosa cartera. A este nivel de conflicto parecería que no importa demasiado los conocimientos del ahora ex embajador sino su capacidad de llevar calma en momentos donde se hunde el barco.