El fascismo no es solamente una ideología política, es un modo de vida. El fanatismo, la intolerancia, el escrache y la violencia se hicieron presentes esta semana en la Universidad de Buenos Aires. Un grupo de alumnos pertenecientes a “La Cámpora”, le impidió al diputado nacional por Republicanos Unidos, Ricardo López Murphy, dar una charla en el auditorio que tenía asignado. Es un hecho grave dado que la UBA nos pertenece a todos y es el lugar por excelencia del debate de ideas. Lo que resulta inaceptable, es que las autoridades de la casa de estudios más prestigiosa del país hayan descartado sancionar a quienes protagonizaron este horripilante hecho de censura.
En otra semana para el olvido, apareció Juan Grabois anunciando la posibilidad de saqueos en el país. Quienes vivimos la crisis de diciembre de 2001, sabemos lo peligroso de las declaraciones del dirigente social. A diferencia de lo que ocurrió dos décadas atrás, es el propio oficialismo el que busca generar desestabilización. La oposición en su conjunto ha sido por demás responsable en darle gobernabilidad a Alberto Fernández.
A su vez, el dólar libre escaló de manera escalofriante y parece no tener techo. El gobierno no da respuestas, minimiza la cuestión y la portavoz nos dice que no afecta ni incide en nada en la vida de los argentinos. La situación es dramática y la desconfianza sobre el rumbo de la economía es total.
Estamos viviendo horas desesperantes. El futuro es realmente incierto y el panorama es oscuro. Lo único claro, aunque busquen despegarse, es que los responsables exclusivos de esta dramática situación son todos los integrantes del Frente de Todos.