Todas las encuestas coinciden en mostrar una caída estrepitosa de la imagen popular de Javier Milei. Algunas indican una baja del 20 por ciento, otras menos, pero es indudable que se trata de un fenómeno que se desinfla.
En las elecciones legislativas del año pasado, Milei tuvo un debut electoral sobresaliente. Su carisma, su llegada al público joven, incluso su buena penetración en los sectores más humildes y por sobre todo la captación del votante enojado con todo el arco político, le valieron para obtener un 17% en la capital federal.
Ahora bien, la actualidad dista mucho del panorama del 2021. En primer lugar, el “león” desde el momento en que asumió su banca como diputado nacional, pasó a ser parte de la “casta” de la que tanto reniega. Luego, su desempeño legislativo es realmente malo. No presentó un solo proyecto y tampoco fue una voz decisiva en votaciones claves.
Para peor, dentro de su partido “La Libertad Avanza”, empezaron a surgirle fricciones internas como es el caso de Carlos Maslaton. Otrora incondicional a Milei, es ahora un crítico severo de cómo conduce el partido apuntando en especial a su hermana Karina.
Otro factor que puede explicar el descenso es la precipitada candidatura a presidente. Por lo general, en Argentina los candidatos que resultan electos para el sillón de Rivadavia, anuncian su postulación meses antes de las elecciones.
Así también, las declaraciones de Milei con respecto a la venta de niños, la portación de armas y el comercio de órganos generaron espanto en la mayoría de la sociedad.
Sin embargo, el punto central para entender semejante caída es la violencia. El diputado liberal ha logrado su fama y sus votos a base de discursos verborrágicos, con gritos e insultos a diferentes dirigentes. La sociedad argentina ya está lo suficientemente acostumbrada a la violencia que proviene desde el propio gobierno nacional, con la feroz interna entre Alberto y Cristina. El pueblo argentino quiere soluciones, un plan de gobierno y una salida de esta crisis fenomenal que se está viviendo. Para eso, se requiere de equilibrio y mesura. Cualidades que Milei dista de tener.
