Los conflictos, las diferencias ideológicas, los pensamientos diferentes, los debates, son propios de la vida de la política. La cuestión radica en cómo se canalizan esas visiones diferentes.
Juntos por el Cambio es la principal fuerza opositora al gobierno nacional. En 2015, bajo el nombre de Cambiemos (Pro, UCR y Coalición Cívica) esta alianza, logró ganar las elecciones presidenciales luego de doce años de gobierno kirchnerista. Sin lugar a duda, dentro de la coalición, en ese entonces, el socio mayoritario era el PRO. Macri presidente, Vidal gobernadora de la Provincia de Buenos Aires y Horacio Rodriguez Larreta jefe de gobierno porteño.
Durante el período presidencial de Mauricio Macri la mayoría de las tensiones se dieron entre el macrismo puro y los radicales. Es dable decir, que aún en los momentos más difíciles, Lilita Carrió supo ser una gran aliada y defensora del ex presidente.
Hoy la situación es diferente. Ya no es más Cambiemos, es Juntos por el Cambio. No solo el nombre es lo que se modificó. La correlación de fuerzas y poder dentro de la coalición opositora es completamente diferente a las del 2015.
En línea con lo anterior, teniendo en cuenta las últimas elecciones legislativas, la Unión Cívica Radical quedó sumamente fortalecida. Triunfos espectaculares como el de Carolina Losada en Santa Fe, el enorme desempeño de Facundo Manes en la Provincia de Buenos Aires, los triunfos en Corrientes y Jujuy dan cuenta del renacer del centenario partido.
Ahora bien, tener una buena performance en una elección, marcada sobre todo por el desastre de gestión por parte del oficialismo, no implica más que eso. Una buena elección.
Macri, desafortunadamente se refirió al ex presidente y caudillo radical Hipólito Yrigoyen, como “populista”. Esto, no hizo mas que enardecer a los dirigentes radicales que ya venían cuestionando al ex presidente. En especial, Gerardo Morales, le contestó amenazando con una factible ruptura.
¿Sirven estas peleas? Si, al oficialismo. Juntos por el Cambio tiene una responsabilidad histórica. En primer lugar, porque la situación del país amerita unidad en la oposición y no estas chicanas berretas que solamente dañan. Todas las encuestas actuales, indican que en 2023 Juntos por el Cambio será gobierno. Por lo cual, como segundo punto fundamental es momento de armar equipos, buscar cerebros, tender puentes y preparase para gobernar. La herencia que dejará Alberto Fernandez será demasiado pesada como para estar distraídos con estas idas y vueltas verbales. Sean responsables, el pueblo argentino se los pide.