La libertad del “Pata”

Nuevamente un golpe durísimo para todos los argentinos que anhelan vivir en un estado donde reine la justicia. El “Pata” Medina, líder sindical, acusado de extorsión, lavado de dinero y asociación ilícita recibió de manos del juez Daniel Esmoris la tan preciada libertad.

Son innumerables los hechos delictivos que pesan sobre Medina. Para mencionar un caso concreto, el intendente platense Julio Garro demostró como se redujeron los costos de construcción desde que Medina estaba preso.

El líder sindical, lejos de mostrar una actitud de arrepentimiento o algo similar, estuvo por demás altanero al salir en libertad, manifestando que en realidad quienes deberían estar presos son Mauricio Macri y Maria Eugenia Vidal.

Por una cuestión de justicia histórica, vale recordar que la ex gobernadora tuvo que vivir durante todo su mandato como gobernadora de la Provincia de Buenos Aires en una base militar por las amenazas contra la integridad física de ella y sus hijos. ¿Por qué tal extremo? Porque a diferencia de todos sus antecesores de distinto color político, Vidal decidió enfrentar la mafia sindical. Batallas quijotescas si las hay.

El caso de Medina no es el único. Son varios los sindicalistas acusados de los mismos delitos. No hace falta ser ni abogado ni erudito en leyes para entender cual es la realidad de los lideres sindicales. Muchos de ellos, llevan a cabo un standard de vida altísimo que solo se puede justificar con la corrupción.

El sindicalismo por definición es la unión de los trabajadores para hacer frente a una relación desigual en términos de poder en materia laboral. Sin embargo, en Argentina esa ecuación es exactamente al revés. Los poderosos, millonarios, patoteros no son los empresarios sino los sindicalistas. Ellos deciden todo.

Todo esto ha sido y es enormemente perjudicial para el pueblo argentino. Los empresarios tienen miedo. El miedo lleva a la paralización. La paralización lleva a no querer invertir en este suelo y eso deja como resultado la falta de creación de puestos registrados. Un mal que nos aqueja desde hace más de once años. ¿Hasta cuándo? No se sabe. Lo que si esta claro es que este pesar durará en tanto y en cuanto los gobiernos sigan siendo cómplices y no protejan a la ciudadanía como la propia carta magna lo indica.