Cuando le preguntás a un peronista “qué es el peronismo” responde de mil maneras, todas ellas difusas. Que es “un movimiento”, que es “militancia”, que es “luchar por el pueblo”, pero nunca da una definición precisa. Porque no se puede explicar de un mismo partido hayan surgido políticas pro-mercado y privatizadoras como las del el gobierno de Menem, o socialdemócratas como las del gobierno de Duhalde y Néstor Kirchner (este último estatizando lo que Menem había privatizado), o populistas de izquierda aliada a Venezuela, Cuba e Irán como con Cristina Kirchner.
Un factor interesante del peronismo es que los presidentes mencionados nacen peronistas, pero cuando caen en desgracia son separados del partido, y pasan de ser “peronismo” a ser “menemismo”, o “duhaldismo”, o “kirchnerismo”. De esa manera la marca “peronismo” se recicla para inyectarle a la sociedad un nuevo candidato.
Julio Bárbaro, uno de los tantos exégetas del peronismo, dijo en 2020 “Néstor no tuvo nada que ver con el peronismo”. Y en 2021 dijo sin ponerse colorado “el peronismo es un recuerdo que da votos”. Y ahora en 2022, ya despegando este desastroso gobierno de la marca principal, plantea “¿Se puede convivir entre peronistas y kirchneristas?”, como dando a entender que el peronismo y el kirchnerismo son dos cosas diferentes. Se ve que Néstor y Cristina (y todo su séquito de delincuentes) salieron de otro partido.
Pero, volviendo a la pregunta inicial: ¿qué es el peronismo?
Podemos definir a los demás partidos de manera relativamente sencilla, ya que ellos (al igual que todos los partidos del mundo) representan una ideología política. En un lado del espectro tenemos los partidos de izquierda como el Partido Obrero, el PST, el PTS, y otros que representan esa ideología. Más cerca del centro está la UCR, una forma de socialdemocracia de centro-izquierda. En el centro y la centro-derecha está el PRO, y a la derecha está NOS y otras expresiones.
Este breve repaso no pretende ser preciso. Busca evidenciar que cada partido político tiene como base una ideología política, y esa es la manera de definirlos ¡Menudo descubrimiento! Pero es importante que usted, amigo lector, lo tenga presente mientras lee estas líneas.
Cada uno de estos partidos toma su base ideológica y sobre ella construye otros aspectos del partido que pueden tener varios matices, e incluso contener ambas posturas, como fue el caso del aborto. Pero siempre y en todo lugar la base ideológica es lo que define y le da identidad al partido. Como dijo Leandro N. Alem: “que se rompa, pero que no se doble”.
¿Y el peronismo? El error radica en querer definir al peronismo desde una base ideológica. Como vimos en el primer párrafo, el peronismo abarca todas las ideologías. Contiene todas las posturas, y esto se da porque la ideología no es la base del peronismo. El peronismo puede ser de derecha, centro o izquierda, según le convenga. Puede privatizar todo, o estatizar diez años después todo sin que se le mueva un pelo. ¿Cómo? ¿Por qué? Porque la base del peronismo no es ideológica, sino económica. Lo que han tenido en común Menem, Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner, así como los gobernadores y sindicalistas peronistas, es que todos ellos se han vuelto multimillonarios en la función pública. El peronismo es una asociación de personas que busca llegar al poder (provincial, nacional o sindical) para hacer negocios y volverse multimillonarios. Esa es su base. Ese es su “que se rompa pero, que no se doble”. Por encima de esa base se construyen cosas secundarias, como la ideología, que puede pasar de las relaciones carnales de Menen con EE.UU. a las relaciones con “mi amigo Putin” de nuestro actual mandatario. Mientras puedan hacer sus negocios, adoptarán la ideología que sea necesaria.
Entender que el peronismo es un movimiento de base económico que busca llegar al poder para hacer negociados explica su historia de los últimos 30 años. Como se pelean entre ellos, y luego se amigan porque se “reparten” los ministerios, las empresas, las cajas y los negocios. Como cuando acceden al poder lo lotean para darle un negociado a cada “compañero” o para acomodar a la esposa en la dirección de alguna empresa estatal.
Pretender interpretar al peronismo desde la visión de un partido político tradicional, intentar definirlo desde una base ideológica, es un error. El peronismo se entiende desde la perspectiva de “la platita”, como el mismo Daniel Gollán expresó en un reciente fallido que desnudó su inconsciente. La platita como base de todo.
Ahora, amigo lector, ya tiene la clave para entender al peronismo. Si usted sigue votando a personas cuyo objetivo es llegar al poder para hacer negociados quedándose con la plata del pueblo (y hasta ahora lo han hecho muy bien, dadas las fortunas y propiedades que tienen) es responsabilidad suya. No busque otro culpable más que su mano mientras mete el voto en la urna.