Y seguimos bregando, y seguimos remando, aunque sea en dulce de leche. Lo importante es no aflojar, mantenernos alertas, firmes y activos.
Hoy me mueve el tremendo hecho de una adolescente de 16 años que ofrecía en venta su beba de dos meses. Si era solamente para estafar a los crédulos, o si realmente iba a entregar a la pequeña, no cambia la gravedad del hecho.
La pérdida del pensamiento moral, la amoralidad en plena vigencia, descubre actos abyectos y la degradación de una parte importante de nuestra gente. De otros argentinos como nosotros, que viven en este maravilloso país.
Lo que me produce una tremenda tristeza a la par que una terrible inseguridad, ya que convivimos con esas personas. Y podría ser esa chica que viaja en el ómnibus a nuestro lado, que nos provoca ternura al verla con una beba en brazos, o aquél joven con gorra y gesto torvo. Lo que no nos debiera habilitar a desconfiar de esas personas, pero sí nos sensibiliza con un escozor en la piel cuando vemos a un desconocido.
Tenemos un largo y escarpado camino por recorrer, porque si bien es primario que la educación tiene que llegar a todos los niveles, habrá que trabajar muchísimo para poder inculcar valores que mucha gente ha perdido -o vendido- Será labor de sociólogos, psicólogos, estrategas, educadores y cualquier otra especialidad competente, para encontrar la mejor forma de reimplantar en los habitantes las bases morales que hicieron grande este país.